La exposición con prevención de respuesta es una técnica basada en los principios de aprendizaje operacional que se utiliza para muchos trastornos del control de impulsos, como es el caso de la ludopatía. Remitiéndonos a la definición y a las características de este trastorno, recordaremos que fracasar en controlar el impulso de jugar es una característica esencial. «No puedo dejarlo» o «No puedo evitar hacerlo» son verbalizaciones comunes tanto en las adicciones psicológicas como en las adicciones químicas.
La conducta, según los principios de aprendizaje operacional, se mantiene por los estímulos discriminativos, que ya hemos comentado en entradas anteriores, y por las consecuencias agradables que se obtienen. Esas consecuencias agradables se denominan «Refuerzo» y puede presentarse en distintas modalidades. El refuerzo negativo es el que mantiene que la persona siga jugando a pesar de que las malas consecuencias que a largo plazo obtiene – deterioro social significativo, familiar, y todos los pilares esenciales en la vida de la persona – ya que el ser humano se mueve, principalmente, por los refuerzos a corto plazo o, en términos más simples, en premios instantáneos aunque a la larga nos puedan perjudicar. Por ello, calmar las ganas, impaciencia y en mayor parte, la ansiedad, es la consecuencia que el sujeto obtiene cuando juega. El refuerzo negativo consiste, por lo tanto, en obtener consecuencias agradables eliminando lo desagradable; alivio o calma del malestar que le causa al jugador el no poder jugar y el no poder saldar sus deudas .
La ansiedad causada por la imposibilidad de jugar la podemos controlar con el componente del Control de Estímulos, que hemos comentado anteriormente. Si el paciente no lleva dinero encima, no entra a los bares donde solía jugar y no se relaciona con personas que le recuerden a sus épocas de juego conseguiremos calmar, en gran parte, las ganas de jugar o la adicción en términos generales. Pero, como veremos más adelante, no podemos mantener al sujeto en desconexión total con la autonomía económica, con los bares donde solía tomar café aparte de jugar o con la sociedad en general ya que el juego se presenta en en el entorno urbano y en nuestra cultura de forma constante: lotería, apuestas con los amigos, juegos de azar, máquinas en los bares, etc. Cuando el paciente ha superado ciertos estadios del tratamiento, se le permite entrar a los bares y volver poco a poco a su vida normal. ¿Qué pasaría si hemos mantenido a la persona calmada y alejada del juego aislándolo totalmente de ciertos ambientes y, de repente, se enfrenta a ello? Pueden pasar muchas cosas, pero lo más probable es que el paciente se ponga nervioso, porque hace mucho que no se ha enfrentado a esa máquina con la que tanto jugaba.
Por ello, además de utilizar el control de estímulos, usamos Exposición con Prevención de Respuesta. Consiste, en resumen, en exponer al sujeto, en vivo, a la presencia de la máquina, evitando que la conducta de jugar aparezca y evitando, también, que el sujeto escape de ella – por eso prevenimos la respuesta – . Estaremos rompiendo la asociación «Máquina – Ansiedad – Jugar y Máquina – Ansiedad – Escapar» y al romperla, eliminaremos poco a poco el refuerzo que ha mantenido, durante tanto tiempo, ese comportamiento tan desadaptativo. El principio de aprendizaje que yace de esta técnica es el de la habituación. Otras técnicas parecidas, como la Desensibilización Sistemática, también consiguen romper dicha asociación, pero en esta última (DS) el sujeto tiene que estar totalmente relajado, desensibilizándose por inhibición recíproca
En la Asociación Terapéutica del Juego se utiliza la modalidad de Exposición en vivo, también llamada inundación. Se realiza un listado de las posibles situaciones en las que la persona puede presentar ansiedad asociada a la máquina o al tipo de adicción al juego que padezca y empezamos por las situaciones que generan menos activación. Una vez que ya no presenta ansiedad en un ítem, pasaremos a la siguiente, hasta que ninguno la provoque y estén todos desensibilizados. Es necesario, por lo tanto, que para avanzar se haya neutralizado el paso anterior, ya que a medida que avanzamos en el programa de exposición, el estímulo genera más activación. El proceso puede durar meses o incluso años y es una técnica que si se utiliza bien junto con todos los componentes del tratamiento, presenta muy buenos resultados.
La técnica se aplica de la siguiente manera: se le dice al sujeto que, cuando pueda y se sienta preparado – esto lo determina el propio paciente – entre en un bar en el que él sepa que hay una máquina tragaperras. Los pasos a seguir son los que se citan a continuación:
1. La persona ha de ponerse de espaldas a la máquina, de forma que no pueda verla, y en el lado opuesto del bar.
2. El sujeto tiene que ponerse únicamente de espaldas, pero en cualquier lado del establecimiento
3. Ponerse en el lado opuesto a la máquina, pero no de espaldas. Tiene que poder verla
4. Únicamente no de espaldas, es decir, en cualquier parte del bar pero de forma que pueda verla.
5. Cerca y frente a la máquina.
Este procedimiento de exposición puede durar mucho tiempo, permaneciendo en cada paso varios meses en función del nivel de ansiedad que le genere. La ansiedad hacia la máquina puede aparecer en forma de rabia, tristeza, nerviosismo, etc. Lo importante es que se neutralice el estímulo, que no genere ningún tipo de emoción negativa.
Cada jugador tendrá adicción a un tipo de juego y habrá que adecuar el tratamiento a cada uno, aunque la mayoría de los que acuden a la asociación en busca de asesoramiento para su problema presentan ludopatía asociada a las máquinas tragaperras.