Consecuencias de la adicción al juego

En la siguiente entrada se exponen las consecuencias negativas que puede llegar a causar el juego patológico. Como en todas las adicciones, en la ludopatía se presenta un deterioro en las distintas áreas significativas de la vida del sujeto. A continuación se presentan los relacionados con la salud, la familia, el ámbito laboral y académico, las relaciones interpersonales, y el ámbito económico y legal.

En cuanto a trastornos afectivos se ha observado que la depresión puede ser tanto desencadenante como resultado de la adicción a los juegos de azar, y que frecuentemente está presente dentro de las conductas compulsivas. Además, esta forma de jugar puede aparecer también dentro de un episodio maníaco. La ansiedad está presente en la mayoría de los casos, debido a la activación fisiológica que produce el juego. En lo concerniente a los trastornos psicosomáticos se ha observando una predisposición a padecer este tipo de trastornos: hipertensión, úlcera gastroduodenal, dolores de cabeza, dolores estomacales, etc., causados principalmente por el estrés. Aunque los datos de que se dispone no son muy generalizables, pudiera ser que la vivencia de cierto tipo de situaciones traumáticas desencadenase esta conducta compulsiva, ante lo cual el juego sería una consecuencia de un supuesto estrés postraumático.

En lo que respecta al ámbito de la  familia nuclear comienza a darse una desatención familiar, falta de comunicación, etc. Los miembros de la familia pueden actuar tanto como inhibidor de la conducta de juego, convirtiéndose en uno de los motivos principales de abandono de la conducta compulsiva, como desencadenante, dándose por ejemplo relaciones problemáticas o sobreprotección.

Las personas más afectadas son la pareja y los hijos. De hecho, se encuentra una alta tasa de trastornos psicosomáticos y depresivos en las mujeres de personas jugadoras y en cuanto a los hijos son una población de riesgo para el desarrollo de conductas adictivas, ansiedad, depresión, ya que el padre actúa como modelo para ellos.

En cuanto al ámbito laboral y/o académico, se ha observado que comienza a disminuir  el rendimiento, aparece desmotivación, faltas injustificadas, incluso se pueden llegar a abandonar las responsabilidades o a tomar medidas como el despido por parte de los superiores. El entorno social comienza a descuidarse, hay desatención de las amistades, disminución de las actividades de ocio, pérdida de relaciones significativas, etc. Como el jugador pasa gran parte de su tiempo pensando en el juego pierde su interés tanto por las relaciones sociales como por el trabajo, además tiende a pedir o a substraer dinero por lo que su relación con los demás se va deteriorando a medida que el problema avanza. Estos problemas pueden aplicarse también a la familia extensa.

No es infrecuente ver asociado el consumo de sustancias mientras se da la conducta de juego. De hecho, las tasas de incidencia de alcoholismo entre los jugadores patológicos son superiores a los de la población general. También es frecuente encontrar mayor consumo de tabaco. La mayor parte de las conductas de juego se dan en lugares donde existe un servicio de bar, y en los cuales antes también se permitía fumar, es decir en bares y casinos.

Uno de los patrones de conducta más habituales en nuestro país es pedir una consumición y dedicar la  vuelta al juego, después suele comenzar el ritual de juego, intercalándolo con la bebida. Se ha observado también que se combina el juego concentrado e intenso con el consumo de alguna bebida alcohólica después del mismo repitiéndose este patrón hasta que se le acaba el dinero y abandona el local. También es posible el consumo para aumentar el nivel de activación o para no ser tan consciente del problema. En diversos estudios se han encontrado otras conductas adictivas como comer, el sexo, y otras relacionadas con otras sustancias psicoactivas. Hay que recalcar que la valoración del consumo es importante, ya que esta implicado en las recaídas, debido a que disminuye la capacidad de control.

Finalmente, en las relaciones con la justicia se encuentran problemas derivados de estafas, robos y otras actividades delictivas, para conseguir dinero necesario para mantener la conducta compulsiva. La tendencia a la trasgresión de normas es otra de las consecuencias del juego patológico. El mismo hecho de jugar antes de los 18 años resulta una conducta ilegal. Una vez agotadas las fuentes de financiación legal es frecuente recurrir a la comisión de delitos para obtener dinero y seguir jugando. La conducta antisocial más habitual son los hurtos en casa o fuera del hogar, como formas rápidas de obtener dinero para el juego.

Todas estas áreas citadas se ven afectadas en función del sujeto y de su situación; por lo tanto no se tienen por qué dar todas ni en su cualidad ni en su intensidad. Es importante, por ello, realizar una adecuada evaluación a fin de conocer exactamente el nivel de deterioro del paciente.

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