Trastornos del control de impulsos o adicciones. ¿Dónde categorizamos el juego patológico?

    El Trastorno explosivo intermitente, la cleptomanía, la piromanía, el juego patológico o ludopatía y la tricotilomanía conforman  la categoría de “Trastornos del control de impulsos” según el DSM-IV-TR. La característica esencial de todos ellos es un déficit para resistir un impulso , una motivación o una tentación para llevar a cabo un acto perjudicial. Por ello, nos encontramos ante conductas que se realizan sin reflexionar, como consecuencia de un impulso incontrolable, donde se evidencia  falta de control autoreflexivo o no surgen las inhibiciones voluntarias, lo que hace que no se tengan en cuenta las consecuencias de los hechos durante la realización de los mismos.

En cada una de estas patologías el impulso es parecido mientras que el objeto de ésta es diferente en cada uno de ellos. Después de llevar a cabo estas conductas suele experimentarse disforia.  Generalmente el individuo percibe tensión antes de comenzar el acto y consiguiente placer o sentimiento de liberación al llevarlo a cabo. No necesariamente el  individuo tiene que experimentar arrepentimiento o culpa. La acción se caracteriza por ser compulsiva y por la ausencia de finalidad y dirección.
No debemos dejar pasar la idea de que es la conducta compulsiva la que implica el desarrollo del impulso, ya que las primeras conductas de juego son reforzadas positivamente, lo cual hace que el jugador las repita, pero con el tiempo esta conducta se mantiene por reforzamiento negativo para disminuir el malestar y la tensión que produce no jugar, y es en este momento donde verdaderamente encontramos el impulso incontrolable.

Tradicionalmente el termino adicción se ha reservado para comportamientos que implicasen la inserción de sustancias en el organismo, pero podríamos definir las adicciones como cualquier actividad que el individuo no sea capaz de controlar, que lo lleve a conductas compulsivas y perjudique su calidad de vida, como por ejemplo puede existir adicción a sustancias psicoactivas, adicción al sexo, al juego, a la pornografía, a la televisión, a las nuevas tecnologías, etc.

Actualmente no existe una categoría referida a adicciones en sentido amplio dentro del DSM-IV-TR, ya que esta queda reducida a los trastornos adictivos relacionados con sustancias. Clínicamente el juego patológico tiene características similares a la conducta adictiva y dicha similitud es más intensa que en otros trastornos del control de impulsos, lo cual se puede comprobar si comparamos los criterios diagnósticos del juego patológico y la dependencia de sustancias.

Seguidamente se presentan algunas similitudes entre ambas conductas: tolerancia – referida en el juego a la necesidad de jugar cantidades crecientes de dinero – , abstinencia – manifestada como irritabilidad al intentar detener el juego – ,y otras características comunes compartidas por ambas:  la conducta se alarga más tiempo del previsto en el tiempo, existe un fracaso en el deseo por interrumpir la conducta y se da un deterioro del ámbito interpersonal y laboral debido a los engaños y a los posibles actos ilegales. También me gustaría recalcar que los mecanismos teóricos del desarrollo y mantenimiento del problema serían los mismos en ambos, el reforzamiento positivo y negativo respectivamente.Podríamos dedicar un dossier específico a este dilema, podríamos decir que los trastornos del control de impulsos son difíciles de distinguir de los trastornos adictivos; la diferencia entre ambos ha sido cuestión de controversia a lo largo de la historia. Actualmente existen dos categorías discretas para estos trastornos, pero es posible que en futuras ediciones de los manuales diagnósticos se produzcan cambios.

Para leer más acerca de este tema:

  • American Psychiatric Association (2002). Manual diagnótico y estadístico de los trastornos mentales. Texto revisado. DSM-IV-TR. Masson. Barcelona.

  • Cede (2001). Manual Cede de preparación PIR. Vol. II: Psicología clínica. Capítulos 3 y 17.

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